Formaciones
Clases personalizadas de comunicación
Con 23 años empecé a dar clases de comunicación y marketing. Un señor de 50 me dijo “que me vas a enseñar tu a mi”.
Tranquilamente, me acerqué a la puerta de clase, la abrí y le dije “si no te interesa, te invito a salir de clase. Sin problema”. No se movió de su silla y seguí con la clase.
Cuando llegué a casa me dije: “¡no voy a dar más clases en mi vida!”. Y nada, aquí sigo dándolas.
“Dímelo y lo olvido. Enséñame y lo recuerdo. Involúcrame y lo aprendo” – Benjamin Franklin.
En 2017, mientras estaba trabajando coincidí con un chico que me saludó y me dijo “yo hice un curso contigo hace cinco años” al que yo le respondí:
“Sí, lo recuerdo. Eras el que te sentabas en el fondo de clase, encendías el ordenador aún sabiendo que nunca lo utilizábamos y te ponías a hablar con el de al lado sobre tu futuro proyecto de radio”.
¿Te imaginas su cara? Nos echamos a reír, a hablar de la vida, de trabajo y obviamente le pregunté por este proyecto.
Claro que en su momento también le invité a salir de clase. Más que invitarle, le dije que saliera a tomar el aire, a pensar en ese proyecto suyo y que volviera a entrar cuando tuviera una idea buena (entró dos minutos después, sin la idea).
En estos años de docencia he aprendido de todo. He enseñado y, a la vez aprendido de cada clase que he dado sobre comunicación, marketing, oratoria, hablar en público, redes sociales…